En el colmo de su poder, el
dictador expulsó incluso a la muerte,
de su país; con la orden terminante de que nunca volviera, porque él, ya se
había hartado de tantos velorios de los
que siempre le echaban la culpa. Ella le
hizo tanto caso que no regresó, ni
cuando él empezó a pudrirse, aquel triste día en el que no se murió.
Jorge Lineya ,Santiago de Cali,2014.
Jorge Lineya ,Santiago de Cali,2014.
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