A Lezca.
En tus ojos el tiempo se
detiene
de pronto:
tú nos vences al dios,
que nos mide las horas,
con la serena luz de
tu mirada.
Una saeta de silencio
vuela
desde el fondo de ti
hacia mi espacio,
horadando mi voz,
mi aliento y mi palabra.
Una andanada de
tibieza llega
de tu cuerpo distante
y es como una verdad que
me
abstrae del mundo, y no
soy
más la huella,
ni tampoco es la noche;
ni es todo cuanto
abarca mi textura de
hombre.
Tienes toda la magia del
sueño
y el crepúsculo:
todo nace de ti
ahora,
todo lo creas,
todo lo deshaces; sólo en
ti la paz
parece cierta y mía
en estos días de alucinantes
guerras.
Tan sólo para ti la
luz se hace mirada,
tan sólo para ti los días
construyen su memoria.
Tan sólo para ti se hacen
estas palabras,
aunque, para tu
insondable corazón marítimo,estas
no sean más que
inútiles palabras vertidas como agua
sobre
tu piel de invierno.
(Jorge Lineya,Santiago de Cali )
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