Lo mejor del cuento fue que cuando
saliste y cerraste la puerta del cuarto para abandonarme, se te olvidó llevarte
mis sentimientos en tu maleta, ahí estuvo la falla y me dejaste a mí enredado
en la telaraña de la nostalgia para que me consumiera en ella, intentando
escapar de lo que nunca podría. Y aquí estoy aún, carcomiéndome solo entre los
hilos tenaces de tus recuerdos, saboreando la hiel que me vierte la
memoria desde sus fuentes cada día, cada hora, con cada latido de mi corazón,
porque ni siquiera he podido dejarte sepultada en el olvido como te merecés.
Acá, en el pecho donde me hundiste el puñal, acá me dejaste la herida de
la duda ardiendo en el fondo como una espinita de fuego que no logro extirparme
ni apagar. Eso es lo mejor del cuento.
Lo mejor del cuento (te lo juro) es que:
“Si te contara mi sufrimiento, si te dijera la inmensa amargura que llevo tan
dentro, la triste historia de noche tras noche...”. Sí, si te contara igual que
Boby Cruz cuenta en ese bolero que suena delicioso en el tocadiscos, te aseguro
que volvías: volvías aunque fuera para morirte de la risa viéndome así, peor
que un perro sin dueño.
Es que sin vos me siento viviendo
una vida prestada (que ya me dio la gana mandar al carajo). Sin vos ni
todo el azúcar de las canciones de Celia Cruz alcanza para endulzarme la
existencia: Blanca, he gritado tu nombre tantas veces que ya los
vecinos juran que me deschaveté. Desde que estoy así, siempre
vienen a llamar desesperados a la puerta con la amenaza de que deje tanta
alharaca o llaman a la policía, y cuando no es eso entonces es a darme
consejitos para que salga a buscar la felicidad en otra parte y con otra
persona. Pero yo no salgo: ¿a qué voy a salir, a sentirme una isla rodeada de
mucha nada sin vos? ; ¿a descubrir el inmenso desierto que me
legaste, con tu nombre y tu rostro apareciéndoseme por todas partes como
manidas ilusiones que me enferman? No. De aquí ya ni vos me sacás (como no sea con los pies por delante y en
guando). Además hace días acallé la bullita, porque se me agotaron el
aguardiente y las ganas de hablar, y porque hay cosas en este mundo que uno
tiene que hacer tranquilo y en silencio sin joder a nadie. Eso es lo mejor del
cuento.
Lo mejor del cuento
(aunque vos no me lo creás), es que yo prefiero dejar las cosas como están,
permitiendo que la sangre que me dejaste infectada con tu fantasma, se me
escurra por las venas (que me tajé con tu cuchilla de afeitar, lo único tuyo
que me dejaste), hasta secarlas; hasta no dejar nada de vos en mí; hasta
sacarte de una vez por todas de mi vida y de mi alma, donde nunca debí dejar
que te me metieras.
Y mientras te
pienso, me veo ahí desnudo, tirado en el piso frío de la ducha, ya sin
aliento, ya sin ganas de nada, pero también sin ninguna necesidad de vos al
fin, en un estado que ya empieza a pudrirme y a hacer que hieda y a
atraer a las moscas y a alarmar a la gente que patea la puerta, que entra, que
me busca, que me encuentra y grita y dice lo que yo supe desde el día que te
fuiste: que estoy muerto, irremediablemente muerto sin vos y eso… ¡Eso sí, es
lo mejor del cuento!
(Santiago de Cali,
1987)
LAS FORMAS VERBALES Y LOS ACENTOS CORRESPONDEN A NUESTRA FORMA DE HABLAR EN CALI,COLOMBIA:NO DECIMOS MIRA,SINO "MIRÁ",POR EJEMPLO.Y NO USAMOS EL TÚ CUANDO NOS COMUNICAMOS CON ALGUIEN DE CONFIANZA,SINO EL "VOS",ETC.
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