Es un espacio para la reflexión y todo tipo de manifestación cultural y artística siempre y cuando sea respetuosa de la dignidad humana y de los valores mínimos de la libre expresión bajo una concepción democrática. Advertencia:El vocabulario que uso se encuentra en cualquier diccionario Larrousse, no recurro al diccionario de la R.A.E. más que cuando concurso en España, porque este diccionario me resulta siempre obsoleto y anquilosado,limitante y limitado.
BIENVENIDOS
POR RAZONES AJENAS A MÍ Y POR CAMBIOS EN LA POLÍTICA DE PRIVACIDAD DE BLOGGER ,MI OBRA POÉTICA "DECLARACIÓN" HA SIDO CENSURADA Y VETADA UNILATERALMENTE POR EL ADMINISTRADOR DE ESTE SITIO. MI POEMA PUEDE SER LEÍDO EN :http://www.poesiasolidariadelmundo.com/2015/02/declaracion.html?spref=fb O EN http://www.mundopalabras.es/poesia/declaracion-2/
POR CONSIDERAR QUE LAS ÚLTIMAS DISPOSICIONES DE GOOGLE EN BLOGGER PARA CENSURAR LA PUBLICACIÓN DE CONTENIDOS EN LOS BLOGS ,ATENTAN CONTRA LOS MÁS ELEMENTALES DERECHOS CIUDADANOS COMO LA LIBERTAD DE OPINIÓN,DE EXPRESIÓN Y DE CONCIENCIA, ME PERMITO INFORMAR QUE ESTÁ ES LA ÚLTIMA PUBLICACIÓN DE MI OBRA EN ESTE ESPACIO VIRTUAL.Uno de mis nuevos blogs en donde pueden encontrar mis obras es:http://elreinodeldragon.blogdiario.com/1427218723/
y en https://elreinodeldragon.wordpress.com/author/jorlineya64/
MUCHAS GRACIAS A TODOS MIS LECTORES..QUIENES DESEEN CONTACTARME PUEDEN HACERLO EN EL SIGUIENTE CORREO:
JORGE LINEYA(aestrel20@gmail.com)
BLOOGER INSISTE EN CENSURAR EL TEXTO DE MI POEMA "DECLARACIÓN" A SABER LOS VERSOS:10,18,23,25,26 y 44 DE MI OBRA.EL ÚNICO CAMBIO QUE YO LE PUEDO HACER A CUALQUIERA DE MIS OBRAS ES EL QUE NAZCA DEL ERROR,BUSCANDO CORREGIRLO (SEA UN ERROR GRAMATICAL O DE SINTAXIS POR EJEMPLO ) DE LO CONTRARIO TODO SE QUEDA COMO ESTÁ.Y EN ESTE CASO ..TODO SE QUEDA COMO ESTÁ.Si mis publicaciones aquí se ven mal presentadas o defectuosas no es mi responsabilidad tampoco yo sé porque está pasando eso.
BLOOGER INSISTE EN CENSURAR EL TEXTO DE MI POEMA "DECLARACIÓN" A SABER LOS VERSOS:10,18,23,25,26 y 44 DE MI OBRA.EL ÚNICO CAMBIO QUE YO LE PUEDO HACER A CUALQUIERA DE MIS OBRAS ES EL QUE NAZCA DEL ERROR,BUSCANDO CORREGIRLO (SEA UN ERROR GRAMATICAL O DE SINTAXIS POR EJEMPLO ) DE LO CONTRARIO TODO SE QUEDA COMO ESTÁ.Y EN ESTE CASO ..TODO SE QUEDA COMO ESTÁ.Si mis publicaciones aquí se ven mal presentadas o defectuosas no es mi responsabilidad tampoco yo sé porque está pasando eso.
BIBLIOGRAFÍA DEL AUTOR:
Como autor mi seudónimo es Jorge Lineya: el apellido Lineya es una suerte de anagrama del nombre de mi desaparecida compañera Anyeli q.e.p.d ( 1966-1998) quien me apoyó en vida en mis inclinaciones literarias mecanografiando muchas de ellas y a quien le quise hacer un homenaje dejándola hacer parte de mí, como escritor.Como autor mi obra narrativa ha sido publicada en medios virtuales como la Revista Axxón ciencia ficción(http://axxon.com.ar/ en Argentina) ,donde se me publicó inicialmente como resultado de un concurso literario promovido por esta revista y cuyo premio era la publicación de las obras seleccionadas por el Consejo Editorial de la misma, siendo así como noviembre 2009 se publicó allí, mi obra GRAFFITI en su número 201.Posteriormente como colaboraciones en esta misma publicación han aparecido mis obras en las siguientes ediciones : en noviembre de 2009 LA ORDEN (MICRO) número 202; EL MINOTAURO(MICRO) en 2010 , número 204; EL REBELDE y GATO (MICROS) en octubre de 2010, en el número 211; NEMÉSIS (CUENTO) en agosto de 2012 en el número 233 ; y en septiembre de 2012 COSTUMBRE(CUENTO) en su número 234.Soy parte también en Argentina de un publicación llamada “TRIPLE C Cofradía del cuento corto” (http://triple-c.ning.com/) donde los autores auto-publicamos y nos sometemos al escrutinio de los cofrades. En este blog he publicado: 29 poemas y 26 obras narrativas entre cuentos, relatos y micros.
Recientemente en febrero de 2014 se me ha publicado en la revista COSMOCÁPSULA(http://cosmocapsula.com/ en Santiago de Cali) donde mi obra "El aprendiz" hace el debut de mi narrativa en territorio colombiano(aunque sea virtual),en un espacio ajeno a mí.
Tengo una novela (COMUNIÓN) sobre mis experiencias en mi vida militar durante la prestación del servicio obligatorio.Soy nacido en Cali,Colombia.Las publicaciones en físico de mi obra se han dado así: en El Premio Algazara convocado por la Editorial Hipalage en España en 2010 , se escogió el micro “Graffiti” (de entre 878 textos que llegaron) para publicarlo en un libro con el título “Cuentos Alígeros” con otros 326 seleccionados. Este mismo micro ganó en 2013 un nuevo premio de publicación en físico en e l concurso “Porciones del Alma” de la editorial(¿) Diversidad Literaria también en España(¿).Tengo en mi haber, un total de sesenta(60) obras registradas en la Dirección Nacional de Derechos de Autor de Colombia,entre narrativa,poesía y prosa.
Mi obra poética por su parte ha tenido acogida igualmente en España en la página "POESÍA SOLIDARIA DEL MUNDO" (http://www.poesiasolidariadelmundo.com/) que dirige en buena hora, FERNANDO SABIDO SÁNCHÉZ.
Escribo para ser leído ,no para ser aplaudido.Muchas gracias por su lectura.
martes, 11 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
PALESTINA EN LA ENCRUCIJADA DEL PODER DE LA RAZÓN O LA RAZÓN DEL PODER
El pueblo palestino a través del
Presidente de la Autoridad Nacional Palestina(ANP) Mahmud Abbás, ha solicitado
a la Organización de Naciones Unidas, su reconocimiento como Estado es decir,
la existencia jurídico-política de esa nación para empezar a ser parte
formalmente de la llamada Comunidad Internacional, con la dignidad que
necesitan y se merecen como cualquier pueblo,
algo a lo que tienen derecho y que en sí mismo no es cualquier derecho, sino
uno fundamental y por tanto un derecho humano que como tal ni se
ruega, ni se mendiga, sino que se exige y se hace respetar ante cualquier
autoridad del mundo civilizado porque su reconocimiento está establecido en
normas internacionales mediante pactos, convenios o tratados entre los
Estados. Pero es precisamente el concepto de lo que es derecho lo que me
lleva a esta reflexión, inicialmente.
A cualquier estudiante en
cualquier Facultad de Derecho universitaria del mundo se le enseña un
concepto básico que atraviesa y sostiene el orden jurídico de cualquier país u
organización de países y es este: El derecho no es, en teoría, otra cosa que la
sistematización normativa de la razón, de la lógica y la racionalidad humanas,
para resolver objetivamente los conflictos que se puedan suscitar en una
sociedad, evitando el caos que nace de la imposición irracional,
unilateral y casi siempre violenta de la arbitrariedad, el capricho, y
las opiniones subjetivas de los individuos( materializada en la justicia
por mano propia, aquello que en derecho llamamos las vías de hecho). Así que el derecho
entendido como sistema jurídico, es
en síntesis el poder de la razón, o sea el poder de la lógica, el sentido
común, de la sensatez (lo que los romanos llamaron la “jurisprudentia”),
expresados orgánicamente en normas y leyes de obligatorio
cumplimiento: Tan obligatorias que de no obedecerse tales normas o leyes
“el” o “los” individuos infractores de las mismas, se verán abocados a
ser castigados según la naturaleza de la ley que infrinjan, así como
quien las cumple recibirá los beneficios de tal cumplimiento.
En el Derecho Interno (el que aplica
cada país a los individuos que lo habitan) y en el Derecho Internacional
(el que aplica una comunidad de naciones, jurídica y políticamente
constituidas, a cada Estado-miembro como individuo) se supone que el
anterior principio debe sustentar el orden jurídico, entendido como
conjunto de leyes sistematizadas que lo rigen. Pero en la practica en el mundo
real, en nuestro mundo moderno tan loable principio del PODER DE LA RAZÓN, no
deja de ser más que una declaración de muy buena factura y muy bien
intencionada filosofía que sirve para vendernos la idea a la mayoría, de que la
justicia representada por la idealísima figura de la Temis griega,convenientemente ciega pero no sorda, ni manca a la hora de medir a
todos los hombres por igual en su balanza(de manera objetiva), sin hacer
distinciones odiosas según quienes sean o lo que sean(en el mundo
del Olimpo la verdad eso nunca paso sino que lo diga Sócrates y en el
mundo de Cristo y Mahoma, pasa menos).
Cualquiera que lea este artículo si mira
a su alrededor en su país se dará perfecta cuenta que la ley y derecho (o
sea el Derecho Interno) pueden ser sinónimos de muchas cosas menos de justicia,
por que cuando la justicia la aplican hombres(hablo en términos de
especie y no de género), nada hay más corrupto que ellos teniendo el
poder de decidir, administrando la ley: Hombres estos que están poco
interesados en seguir los pasos de Temis, y terminan inclinando siempre
la balanza a favor del más fuerte contra el más débil, cuando “hacen justicia”.
En el derecho internacional la cosa no cambia y si cambia no es para mejorar.
La ONU, la OEA, LA OTAN creadas
para funcionar en ciertos casos como las TEMIS del mundo terminan
siendo meras mandaderas o cohonestadoras de las conductas inaceptables de
algunos de sus Estados miembros (los más poderosos obviamente), que aunque no
tienen la razón, sí tienen y les sobra el poder suficiente para imponer
su razón o sus razones y así invertir el sentido del derecho que entonces
resulta no será el poder de la
razón, sino la razón del poder y punto: razón que como tal no tiene que ser
“razonable” y mucho menos justa o legal.
Parar sustentar lo anterior veamos la
historia: Estados Unidos viola todos los derechos humanos a sus prisioneros de
guerra actualmente en Abu Grahib y en Guantánamo (lo dicen varias ONG) como lo
hizo en otros momentos del siglo pasado, pero se la pasa certificando a otras
naciones, exigiendo el respeto a esos derechos a sus gobiernos.
Igualmente ha invadido, ocupado, declarado guerras en nombre de la democracia,
la detención de la temida expansión comunista, la
lucha contra el terrorismo o simplemente por la legítima defensa de sus
intereses cualesquiera que estos sean: acciones estas desarrolladas
unilateralmente y desoyendo inclusive resoluciones de la ONU, el criterio de
países amigos, o la normatividad de la OEA: la invasión a Bahía Cochinos(aunque
fallida), la invasión de Grenada, y la de Panamá, la ultima
invasión a Afganistán, así como las guerras
de Vietnam, la segunda contra Irak, hablan de eso.
Pero igual los EE.UU. se la pasan exigiendo el cumplimiento de las leyes
internacionales a otros países que parecen carecer del derecho que ellos
se tienen permitido, de manera exclusiva y excluyente, para violar
las normas y el orden jurídico internacional como y cuando les parezca sin
recibir ninguna sanción por ello. Israel no es muy diferente de su
maestro norteño: las permanentes agresiones del Estado Israelí al pueblo
palestino y a su Autoridad lo demuestran. A esa particular conducta los Estados
Unidos y sus complacientes aliados y amigos (entre
ellos mi país) le llaman
PRAGMATISMO, lo cual no es otra cosa que un refrito filosófico que
hace actuar a las personas y Estados que lo profesan de la
forma útil y necesaria, sin preocuparse de si esa forma
es la éticamente debida. Antes se llamaba a tal pensamiento
maquiavelismo: maquiavelismo que no pocas veces toma visos de Fascismo cuando
se piensa que es "el fin el que justifica los medios". Y
a esto a lo que se enfrentan Mahmud Abbás y su pueblo: al cinismo y a la
hipocresía más degradantes y sistemáticas posibles de nuestros días, algo de lo
que los pueblos ya se están cansando, según se ve cundir en el mundo protestas
contra el Sistema en su conjunto (político, económico, legal) más que contra
los gobiernos (aunque la prensa diga lo contrario): las protestas, donde se
den, muestran falta de credibilidad de los pueblos en las instancias y
procesos legales propios, o internacionales, para lograr los cambios que se
requieren en una sociedad. Palestina todavía no se cansa del Sistema, cree tanto
en él que recurre a la ONU, pero también se puede hartar a larga de su
inutilidad.
Los Estados unidos han exigido a
Palestina, que negocié primero la paz con Israel, lo que se traduce en
pedirle al pueblo ocupado e invadido, que negocié el reconocimiento
y respeto de sus derechos con su invasor u ocupante y no sé qué tan razonable
sea ello, ¿pero qué tal si eso se le hubiese pedido digamos a
cualquier ciudadano de la Francia o la Polonia ocupadas por los Nazis en la
Segunda Guerra mundial? ¿Y si tal ciudadano fuera judío y como tal parte
de un mero pueblo sin suelo ni Estado propios, como lo fuera Israel
alguna vez, que tan justa sería tal exigencia?
El futuro de Palestina en la ONU no es
muy halagüeño pero puede suceder que los pueblos del mundo (no los
Estados)podamos hacernos oír con Palestina y dejemos claro que de lo que
sentimos y pensamos ni la ONU, ni la OTAN, ni la OEA, ni nuestros gobiernos
saben nada y que por tanto no nos representan siempre. Para ello hay medios:
medios pacíficos pero contundentes. Pero de eso ya hablaré. No estoy defendiendo una causa:
defiendo un derecho. Si yo hubiese existido como ciudadano en los tiempos del
último éxodo israelí, hacia la última Tierra Prometida, terminada la oprobiosa
y brutal Segunda Guerra Mundial, hubiese sido un defensor de su reclamo
de tierra y derechos. Hoy
Palestina es lo que ayer fue Israel. Y yo estoy hoy con Palestina.
Jorge Lineya
sábado, 8 de octubre de 2011
miércoles, 5 de octubre de 2011
CABALLO NEGRO
“Dios mueve al jugador, y
éste, la pieza.
¿Que dios detrás de Dios la
trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y
agonías?”
Jorge Luis Borges
Apareció como caído del cielo,
relinchando en pleno centro de la plaza principal de Blancos
Rosales un lunes, día de mercado, cuando la gente atesta como hormigas todos los
sitios públicos desde temprano: era bello, negro, majestuoso e imponente como
si fuera la propiedad de un mandamás o de un hacendado, eso fue lo primero que
notaron los peones que se tropezaron con él y quisieron apropiárselo y hacerlo
andar, luego de asegurarse de que no le pertenecía a nadie de ahí, pero de ellos
no se dejó tocar ni las crines, defendiéndose a coces contra cualquier
peregrino intento de acercamiento. El gamonal del pueblo, quien estaba entre el
tropel de curiosos que se arremolinó para verlo y que conocía de la
crianza de equinos, fue el único que pudo controlarlo y se atrevió a llevárselo
para probarlo en los predios de su finca: la ambladura no le sirvió para
exhibición (por los aires algo toscos de su paso) y adiestrarlo le
resultó un imposible. Tenía el paso, el trote, el galope y la forma de
saltar más extrañas que hubiera conocido, según dijo, y terminó regalándoselo a
quien lo quisiera a cambio de un “Dios se lo pague”.
El nuevo dueño quiso foguearlo
pastoreando vacas, pero el animal no se dejaba colocar ni los arreos y
mucho menos montar, así que el hombre renunció a más pruebas de vaquería inútil
con él, y optó por cedérselo gratuitamente al carretillero, quien pretendió
ocuparlo tirando del carromato que utilizaba para sus oficios; pero si aceptaba
las varas, el pretal, la barriguera y la collera, se negaba en cambio a
obedecer la voluntad de la rienda, y no había manera de frenarle los
ímpetus de potro cerril ,cuando se le ocurría salir corriendo, desmandándose y
saltando de un lado a otro en el corral, mostrando unos virajes inesperados y
angulosos, que no parecían cosa normal en una criatura de este mundo, y
con los cuales amenazaba siempre la vida de sus cuidadores. Devolverlo a la
calle de donde había venido fue la solución esta vez (ante la falta de más
interesados), para librarse del estrafalario ejemplar.
Con el tiempo el animalejo se
convirtió en una cosa sin dueño, hasta volverse un incordio que nadie (salvo el
carnicero y eso para exhibirlo destazado y colgado por piezas, en los
garabatos de su negocio), quería ver ni en su sombra. Se la pasaba
recorriendo el pueblo con su vesania desde que el sol se asomaba y
en la noche, con una dedicación de sereno, se encargaba de trasnocharlo
entero, relinchando en cada rúa, recalando en cada esquina sin dejar
dormir ni a los pájaros de los árboles.
Un sábado, algunos de pueblerinos
acosados por la desesperación y la impaciencia, madrugaron en una espontánea
comitiva a pedirle al Alcalde que hiciera lo necesario para devolverle la paz a
Blancos Rosales ,como era su deber, y aunque lo primero que se le ocurrió al
roncero funcionario fue llevarse el problema lo más lejos del pueblo, para
que él mismo se extraviara por alguna trocha recóndita y se fuera a importunar
con su pesada música a otra parte, el testarudo solípedo no se dejó mover ni un
ápice, para embarcarlo en el camión de viaje, ni para sacarlo de allí de ninguna
otra manera.
Ante la tenaz encrucijada a la
autoridad se le ocurrió la más radical de las soluciones: el sacrificio.
Para ello emitió la resolución respectiva ordenándole al matarife del rastro
local, con cargo al erario público, la muerte inmediata del palafrén,
pero fue éste con su experto ojo de inveterado jugador quien
se dio cuenta a la hora de la ejecución, de un hecho extraordinario: el vitando
animal era un caballo de ajedrez, puesto ahí matreramente por la
gente de Monte Negro (el pueblo vecino, feudo de los rivales políticos de
los rosaleños) queriendo dificultar el paso libre y el buen
gobierno de su alcalde, el ilustre abogado Dionisio Reyes:
— Estamos así de un jaque mate, Doctor
Reyes—advirtió el perito ajedrecista con su cara de angustia, haciéndole el
gesto de la pizca al funcionario, mientras avistaba afuera el panorama,
con el gesto del vigía, apostado tras la puerta abierta del matadero.
—Tenemos que movernos rápido, pero sin
tocar al caballo que no es más que un señuelo. Hay que decirle al de arriba que
es el que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ve — dijo mirando al
cielo el curtido jifero — que haga bien y pronto su
movimiento, o se nos arma la grande acá, se nos acaba la guachafita y nos
ganan ésta esos malditos marrulleros, politiqueros de mierda.
—Oremos para que en lo alto nos escuchen
— mandó la esposa del alcalde —al tiempo que se hincaba, se persignaba y
empezaba a rezar, seguida de inmediato por los demás presentes quienes se
apresuraron a imitarla.
Las suplicas se repitieron en una misa
matutina y dominguera en descampado, presidida por el cura de la iglesia de
Blancos Rosales a la que asistieron hasta los feligreses recién nacidos.
Ante tantos e insistentes ruegos, él de
arriba terminó por escuchar los ecos de tamaña preocupación y metió su poderosa
mano, sin hacerse esperar más: le bastó desplazar la torre del
Palacio Gobierno de manera claramente amenazadora, ( dos escaques al frente de
donde insistía en quedarse sembrada la caballería enemiga), para que el retinto
penco se fuera de ahí, por su propia voluntad y con sus propios pasos, dando un
espléndido salto sobre el tablero, haciendo rechinar estruendosamente el
maderamen al caer del otro lado:
—Bestia del demonio te me ibas
cagando la vaina, me estabas jodiendo el caminado, sí señor. Bien ido estás,
carajo — dijo el alcalde mientras se venteaba con su sombrero, viendo cómo se
perdía en el horizonte, galopando, su último dolor de cabeza.
—Jaque al rey negro — se oyó decir a una
estentórea voz desde las alturas, hacia donde las miradas de todos los
rosaleños se levantaron. Los aplausos jubilosos no se hicieron esperar en
la sala de juego, para celebrar la martingala del ingenioso y atinado
competidor de la mesa, quien un minuto después logró detener los relojes,
ganando la partida con un mate impecable.
(Jorge Lineya, Santiago de Cali, Colombia,
1999)
EL SUEÑO
"Dios que salva el metal, salva la escoria y cifra en
su profética memoria, las lunas que serán y las que han sido".
Jorge Luis Borges
Abdel Jabbâr, el suní, tiene fe en
Alá y en las sagradas palabras del Profeta. No ha cruzado el vasto mar sólo
para morir a manos de un impío. Él, un hijo de Ismael y del
desierto, ha venido a al – Andalus (donde el agua y la tierra son una
misma bendición), a anticiparse el paraíso que el Corán le ha prometido.
Quiere ser el primero en entrar a la batalla y el último en
abandonar el campo, con su cimitarra bañada con la sangre de los infieles que
defienden a Granada: no en vano es un soldado en el ejército de Táriq Ibn
Ziyad, comandante al servicio del valí del Magreb.
Al asaltar la
soñada ciudad, en medio del sorpresivo ataque nocturno, una figura insidiosa
parapetada tras la densa oscuridad que los cerca, se le atraviesa
desafiándolo y cerrándole el paso, tal y como lo esperaba. El árabe no titubea
y enfrenta de nuevo a su enemigo como ya lo ha hecho ayer y lo hará
siempre: él no conoce el miedo a la muerte, vive para la yihad.
Sin pensarlo embiste aquella sombra ofreciéndole con firmeza
el filo de su saif, dispuesto a honrar una vez más al Islam con su
sacrificio o su victoria.
Cuando ve a su
adversario iluminado bajo la inesperada luz lunar, el
ismaelita reconoce en él su propia estampa reproducida como en un
bruñido espejo de metal( salvo el color de la piel, y
la cruz cristiana en el pecho del español, nada los diferencia). El
horror asalta a Jabbâr y lo refrena: no puede entender como bajo este
cielo, el Todopoderoso, pudo depararle tal aberración y tal destino. El otro
parece también asaltado por el mismo pavor y la misma duda.
Ambos levantan ahora sus
manos inermes hacia el infinito, dirigiendo sendas oraciones a su
Dios. Ambos deciden dejar el duelo que los busca por enésima vez, para
otro día incierto (si acaso tal despropósito puede darse en la
secreta urdimbre que teje el tiempo). Ambos se alejan en sentidos
contrarios buscando otros combates y otros enemigos. Ambos se
despiertan en tierras lejanas, sobrecogidos por la misma
pesadilla que los persigue como una sombra desde hace muchas lunas. No existe
para ninguno de los dos un odio más reciproco como el que se profesan sin aún
conocerse, ni tampoco un asombro más auténtico que este perturba el
fondo de sus almas, después de revivir el mismo sueño.
(Jorge Lineya Santiago de Cali,
Colombia 2005)
LA FUENTE Y EL GUERRERO
¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño de espadas que los tártaros soñaron, dónde los fuertes muros que allanaron, dónde el Árbol de Adán y el otro leño? Jorge Luis Borges
Taré, no sólo era el sumo sacerdote y el rey, sino
el general de los uritas al frente de cada batalla: bajo sus órdenes
marchaban los ejércitos como su sombra, y el sol decía el mismo a su pueblo,
envidiaba el brillo de su gloria que se extendía más allá del poniente.
Se hacía llamar “El encumbrado” por creerse en verdad el dilecto hijo de los
cielos: su nombre y sus hazañas aparecían grabados en las murallas y en las
puertas de todas las ciudades sojuzgadas por el puño de hierro de sus
huestes.
Bajo la égida de
los dioses estaba su espada capaz no sólo de cambiar el rumbo del destino, sino
del tiempo. El resplandor de su acero era la señal que esperaban los
inmortales para dejar caer la muerte, la tormenta, o el rayo
incendiario, castigando con dureza cada cuarta de tierra enemiga o
sublevada.
Ahora atravesaba
solo el desierto para honrar a sus dioses y mostrar a sus súbditos su
divina estirpe, y su inconcusa talla de guerrero. Siendo quien era no podía
estar escrito que fuese a morir de sed sintiendo el olor de la tierra húmeda a
unos cuantos pasos, pudiéndose arrastrar sobre la arena hasta la orilla
del manantial, si este fuera otro de esos días de auspicios
favorecedores.
De la muerte había
escapado mil veces y otras mil con ella había vencido y unas diez mil la había
impuesto a sus enemigos como castigo. Ahora él, el bendecido, el odiado, el
temido, se apagaba como una pobre brasa, a merced de un sol impío que
empezaba a arder con reciedumbre.
Exacerbado
por su delirio o su soberbia, hablaba con la furtiva fuente, como
si fuera una más de sus sumisas siervas:
—Agua, agua — decía
con dificultad, mirando penosamente con un rostro ladeado el lugar
donde imaginaba se ahuecaba el lecho, sobre el cual debería correr
como una bendición el codiciado líquido, del que sólo
alcanzaba a percibir un cercano y tenue rumor.
Cuando los
arrasados ojos, dejaron de ver, insistió:
—Agua, agua obedece
la voz de tu rey, no hay nada ni nadie en este reino que no lo haga. Sáciame,
ven a mí, bendita hija de las nubes, auxíliame, procúrame la vida, te lo
ordeno.
Lo decía fatigado
pero convencido, caído de espaldas, derrotado ya por los austeros y
confabulados enemigos de la sed y el calor, tratando de asir vanamente, con una
mano exánime y temblorosa, la empuñadura de la espada caída a su lado, tan
inútil e indiferente como el mundo sin dueño que lo rodeaba. Cuando no
pudo decirlo lo siguió pensando y cuando no pudo pensarlo empezó a
soñarlo, sin dejar de oír el murmullo del riachuelo que no podía ver. Los
pájaros de malos presagios hacían ya círculos a lo lejos.
La muerte lo encontró
balbuceando maldiciones a los dioses que lo habían abandonado.
(Jorge Lineya
Santiago de Cali, 1991).
QUIERO
A
Maya
Quiero
tu paz de nube
y de
montaña,
quiero
tu paz de bosque
y
riachuelo,
quiero
tu paz de cielo
en
primavera;
esa
profunda paz de
mar
en calma.
Tu paz que trae canto
y no
silencio.
Dame
esa paz que
es
vida entre tus
labios,
y siendo
vida, para mí la quiero.
No me
hagas esperar,
clamo
por ella.
No me
hagas esperar,
que
desespero.
No me
hagas esperar,
y
dame un beso.
Jorge
Lineya, Santiago de Cali.
A UN SONERO
Héctor Juan Pérez
Martínez,
jibarito perdido allá en
tu
Gran Manzana,
ciudadano del mundo y de
la rumba;
de la Quinta Avenida y de
San Juan;
de las esquinas
en cada Calle Luna;
de los andenes
de cada Calle Sol,
en ese cosmos de
los arrabales que vibra
al ritmo
de claves, campanas
güiros y timbales:
¡Timba no va a sonar!,
¡Cuero no tiene ya!
Te embriagaste, Héctor
Juan,
con botellas
de “American dream”,
que
se bebieron con
labios de mujer,
la sabia de tus
venas
vegetales; agotando
tu sed y
consumiendo tu
hambre,
con el fervor de la mosca
y la carcoma,
en tantas noches
de viciosas agonías,
que te dejaron
sólo la canción y la
palabra
(flamboyán solitario),
para decirnos a quienes
te oíamos,
que tú eras
el cantante
que había que ir a
escuchar.
En el País de las
Maravillas,
Alicia es una
dama
que viaja en su Rolls
Royce,
y el Sombrerero,
es el zar de
Wall Street, y aquí
no hay reina alguna que
tenga corazón, y
el coquí
de Puerto Rico, en esta
tierra
árida y gris,
será sólo
un sapo
cantor; quien jamás
llegará a ser un iluminado
príncipe del son;
traspasando las fronteras
de su barrio, más allá del
del reino de su gueto:
llamándose Héctor Juan,
cantando boleros,
guarachas y guaguancós;
recorriendo el camino de
la
la fama, siendo aquel que
la gente
reclama pero nadie,
nadie puede comprender.
Ha de llamarse Johnny o
Pete
o Willie, o Frankie o
Joe o Bobby, aquel que
sueñe con alcanzar
las nubes de la
gloria
y su magia de luz y
marquesinas
fugaces,
para ostentar
tras un micrófono
la soñada estatura
de un coloso, mirando al
mundo
desde las alturas de un
Dios:
convencido de ser la
estrella más brillante
de la orquesta, esa
que el público ha ido a
escuchar, cuando lo mejor
de su repertorio
el cantante empieza a
cantar
(y nadie pregunte si él
sufre,
si él llora,
si él tiene una pena que
hiere
muy hondo).
Héctor Juan, como decir
nadie,
Héctor Juan, como decir
todos:
tu canto fue la voz de
las aceras desde New York
hasta el cielo y
desde el Bronx hasta el
Sol;
del Machuelito a Manhattan
tu nombre fue la voz:
esa voz que dieron alguna
vez
por muerta, esa voz
que
regresó sin victorias
de su viaje al
abismo
del olvido y
del dolor,
para volver a ser
la esperada voz de
siempre;
la voz
eterna, tu voz, “La Voz”:
¡Cheche cole, que bueno
‘e!
¡Cheche coquiza muerto ‘e
la risa!.
Héctor Juan Pérez
Martínez,
cantante de los cantantes,
sonero entre los soneros,
tu nombre
fue un bautizo
de salsa,
ritmo
y sabor montuno,
que entre toques
de congas y bongos,
recibió su esperada
bendición, para
llamarse al fin y para
siempre:
Héctor de los pueblos,
Héctor de la gente,
Héctor Lavoe.
¡Aguanilé, aguanile mai,
mai!
¡Aguanilé, aguanile mai,
mai!
Yo
espero que al fin
descanses
en la
paz de los tambores,
y que
viva
contigo siempre
ese
nuestro
viejo
son,
este,
nuestro nuevo son:
ese
tan cubano son,
nuestro
citadino son:
el
muy borincano son,
que
viene de monte adentro,
para
tener un encuentro con
el que se sienta hermano.
¡Songoro
Cosongo de mamey!
¡Songoro
Cosongo, songo’ e!
(Jorge Lineya, Santiago de Cali 1999)
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