Y, por tu amor guerreando con el Tiempo,si él te roba, te injerto nueva vida.
Shakespeare
A Maya
Muchacha cómo me gusta
mirarme en tu mirada,
oírme con tu voz,
escucharme en tus palabras
cuando dices mi nombre o
cuando no dices nada,
y sólo están tus ojos
hilando tu silencio: ese
silencio tuyo
con el que a veces callas,
ese mismo silencio con el
que
siempre hablas.
(Yo te siento tan cerca
cuando callas,
que me gusta mirarte tan
callada,
diciendo todo,
cuando no dices nada).
Muchacha cómo me gusta,
ver tu sonrisa límpida,
con su brillo de estrella, deslumbrar
en la sombra de tu rostro
eclipsado; mágico,
planetario;
donde gira mi mundo cuando
estás a mi lado;
donde el sol de tus ojos,
es el sol de tus labios,
y el cielo tu cabello: tu
cabello tan largo,
tan negro y ondulado,
que mis manos quisieran
volar y acariciarlo;
deslizando mis dedos
como si fueran pájaros,
por los vastos caminos de su profundo espacio.
Muchacha cómo me gusta
el manto oscuro y tenue,
que se extiende en tu piel
como una noche clara;
como una larga noche
misteriosa
y eterna,
tan plena de tu carne
que
en ella me
extravío, soñando
sus senderos, deseando sus
abismos; aguardando
sus puertas
para entrar en su mundo
de aromas y
de fuegos; de humedades y
gozos;
de música y silencios; de
hambres y
de esperas; de sed y aguas
secretas;
de sirenas que
aúllan;
de calles y desiertos;
de cuerpos desnudándose;
de amantes refugiados;
de tu vida y la mía
después
de tantos años.
Muchacha cómo me gusta
verte sola en la calle,
caminando la acera,
tan dueña
de tus pasos, tan segura,
tan vos;
tan lejos de la duda, tan
cerca
del asfalto con tus jeans
y tus tenis,
bajo el sol de
verano
que fustiga la tarde:
esta tarde de sábado, que
presencia
el milagro de tu cuerpo
cruzando,
tocado por la brisa de
estos días de
marzo, con su viento
travieso
levantado tu pelo,
deshaciéndolo
en hilos para hacerlo
jugar en
el aire estival.
Y entonces soy
quien piensa, que hasta
el suelo que pisas,
puede abrirte su alma de
cemento y
de piedra para decirte
ahora, con un
verso prestado,
que tú eres lo mejor,
que hoy le está pasando.
Muchacha cómo me gustas.
(Jorge Lineya, Santiago de
Cali 2011)
Y, por tu amor guerreando con el Tiempo,si él te roba, te injerto nueva vida.
Shakespeare
A Maya
Muchacha cómo me gusta
mirarme en tu mirada,
oírme con tu voz,
escucharme en tus palabras
cuando dices mi nombre o
cuando no dices nada,
y sólo están tus ojos
hilando tu silencio: ese
silencio tuyo
con el que a veces callas,
ese mismo silencio con el
que
siempre hablas.
(Yo te siento tan cerca
cuando callas,
que me gusta mirarte tan
callada,
diciendo todo,
cuando no dices nada).
Muchacha cómo me gusta,
ver tu sonrisa límpida,
con su brillo de estrella, deslumbrar
en la sombra de tu rostro
eclipsado; mágico,
planetario;
donde gira mi mundo cuando
estás a mi lado;
donde el sol de tus ojos,
es el sol de tus labios,
y el cielo tu cabello: tu
cabello tan largo,
tan negro y ondulado,
que mis manos quisieran
volar y acariciarlo;
deslizando mis dedos
como si fueran pájaros,
por los vastos caminos de su profundo espacio.
Muchacha cómo me gusta
el manto oscuro y tenue,
que se extiende en tu piel
como una noche clara;
como una larga noche
misteriosa
y eterna,
tan plena de tu carne
que
en ella me
extravío, soñando
sus senderos, deseando sus
abismos; aguardando
sus puertas
para entrar en su mundo
de aromas y
de fuegos; de humedades y
gozos;
de música y silencios; de
hambres y
de esperas; de sed y aguas
secretas;
de sirenas que
aúllan;
de calles y desiertos;
de cuerpos desnudándose;
de amantes refugiados;
de tu vida y la mía
después
de tantos años.
Muchacha cómo me gusta
verte sola en la calle,
caminando la acera,
tan dueña
de tus pasos, tan segura,
tan vos;
tan lejos de la duda, tan
cerca
del asfalto con tus jeans
y tus tenis,
bajo el sol de
verano
que fustiga la tarde:
esta tarde de sábado, que
presencia
el milagro de tu cuerpo
cruzando,
tocado por la brisa de
estos días de
marzo, con su viento
travieso
levantado tu pelo,
deshaciéndolo
en hilos para hacerlo
jugar en
el aire estival.
Y entonces soy
quien piensa, que hasta
el suelo que pisas,
puede abrirte su alma de
cemento y
de piedra para decirte
ahora, con un
verso prestado,
que tú eres lo mejor,
que hoy le está pasando.
Muchacha cómo me gustas.
(Jorge Lineya, Santiago de
Cali 2011)
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