De arriba abajo los hongos de las
explosiones de las bombas atómicas de Hirochima y Nagasaki y la nube de
humo del Wordl Trade Center colapsando (fuente Wikipedia).
Mañana el mundo occidental conmemora con
los Estados Unidos de Norte América la fatídica fecha de septiembre 11 de 2001
cuando una acción de guerra (con la misma intención que la de Pearl Harbor en
el siglo pasado) se convirtió en una provocación y declaración de guerra
abierta contra esta nación: los medios de prensa de nuestro hemisferio
clasifican tal atrocidad como un acto terrorista sin precedentes, y tal vez
tengan razón; pero no por lo que se nos dice(fanatismo religioso, radicalismo
político), sino por sus efectos en la opinión pública mundial que no se cansa
de ver las imágenes brutales y dolorosas del atentado que costo miles de vidas
inocentes norteamericanas(2.976 muertos y 300 desaparecidos según las últimas
cifras).La prensa occidental no deja de resaltar tan doloroso hecho (no creo
tampoco que deje de hacerlo ni acorto ni a mediano, ni a largo plazo).
Lo que yo me pregunto es ¿cómo se
deberían llamar las acciones propiciadas en agosto de 1945(6 y 9) por los
EE.UU. contra Japón, cuándo se lanzaron sendas bombas atómicas sobre las
ciudades de HIROCHIMA Y NAGASAKI?Entonces no debieron ser miles sino
millones de personas inocentes(aunque los estimativos estadísticos más altos no
pasan de ¿320.000? y los más bajos hablan de ¿220.000?),ciudadanos no combatientes (niños, mujeres, hombres, ancianos
propios y extranjeros) familias
enteras, pueblos completos y sus ciudades borrados por explosiones brutales,
devastadoras e inesperadas con consecuencias que aún hoy pesan sobre los
descendientes de las victimas tal hecatombe nuclear(la primera y única en los
anales de la historia humana afortunadamente).La razón para no confiar en
dichas cifras es que la mayoría de sus fuentes son norteamericanas y no
descarto el manejo político que los Estados Unidos y el mismo gobierno
japonés (responsable ante su pueblo del ataque con todo y su incuestionable
emperador Hirohito)probablemente hicieron a puerta cerrada de los hechos
después de ocurridos, aunque aun así no dejan de ser aterradoramente altas. Si
le creo a Wikippedia "La
explosión resultante tuvo una detonación equivalente a 22 kilotones68 y generó una temperatura estimada de
3.900 grados Celsius y vientos de 1.005 km/h".
¿Quién se condolió entonces y quien se
conduele ahora de esas personas? ¿Acaso los norteamericanos como nación como
estado, como gobierno se ha disculpado por lo menos, con los nipones?, ¿lo ha
hecho alguien (la ONU, la OEA) en nombre de la humanidad? ¿Se conmemora fuera
del Japón el genocidio ocasionado por las explosiones atómicas del
6 y 9 de agosto de 1945? .No que yo sepa. ¿Fue más legítima, racional, ética y
justa la acción del gobierno norteamericano en aquella época, que la de AL
QAEDA en nuestro tiempo? ¿Por qué deben alertarnos más las venganzas fanáticas
del Islam, que la mal llamada LEGITIMA DEFENSA que arguyeron en 1945 y
aún hoy arguyen los EE.UU. para invadir y agredir países como IRAK y AFGANISTAN
que tienen el común denominador de no ser ni siquiera países poderosos o ricos,
para poder digamos, responder con el mismo poder contra su agresor?.Lo peor es
que el mundo es mero espectador de tales infamias, y a veces un espectador que
aplaude abiertamente cuando no simplemente "calla y otorga". Parece
ser que en nuestro mundo la conciencia de humanidad se pierde con la facilidad
que imponen los medios de comunicación, que son quienes nos dicen en nuestra
era que pensar, que sentir, y por quien pensarlo y sentirlo, y cuando.
Pobres tiempos los nuestros. Que pobres
esclavos somos después de tanta libertad y libertades, reclamadas, luchadas y
conquistadas. El verdadero terror no está ahora en las bombas o las guerras que
puedan estallar, sino en nuestros silencios, nuestras aquiescencias y nuestras
indiferencias porque son estos quienes nos hacen monstruos de la peor especie:
monstruos que se creen gentes, buenas gentes. Yo no conmemoro el 9-11-2001,
pero tampoco lo olvido. Es todo.
Jorge Lineya (Santiago de Cali,
septiembre 10 de 2011).
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